22 de Octubre del 2019
Recuerdo con mucho cariño esas noches antes de ir a mi cama a descansar después de un extenuante día de clases cuando apenas era un estudiante de tercero de primaria, mi padre, un hombre que apenas tenía oportunidad de ver debido a su trabajo de vendedor en una abarrotera, no perdía la oportunidad de levantarme de la cama para que limpiara mis zapatos escolares, era algo que el disfrutaba y yo padecía enormemente, desde su habitación emanaba un enérgico pero empático: --Ya limpiaste tus zapatoooooos???
¡No saben… se me caía el niño Dios que estaba en la cabecera de mi cama! Era algo que yo no entendía… me levantaba malhumorado, murmurando palabras y refunfuñando, situación que desaparecía de inmediato ante un determinado --¿Qué dijiste?
Y así, comenzaba el tradicional ritual de la “boleada de zapatos”, aprendido obviamente por mi padre, era un ritual que no perdonaba cambios en el proceso de limpieza, comenzábamos cepillando enérgicamente mis zapatos, esto con la finalidad de eliminar todo rastro de polvo y suciedad, una vez realizada esta acción, seguía la “lavada de zapatos” con jabón de calabaza, previamente preparada la espuma procedíamos a tallar con una brocha todo el calzado, franela limpia a la mano y procedíamos a quitar el jabón hasta dejarlo sin vestigios de la solución jabonosa, ahora si… Paséenme la crema con color!!!! Cabe mencionar que era FUNDAMENTAL tener una brocha adecuada para la crema y otra para la grasa, ¿Por qué? No lo sé… Así era el procedimiento y no había forma de cambiarlo, brocha en mano comenzaba una de las partes más complicadas (para mi) ya que tenía PROHIBIDO mancharme de crema de color las manos o la ropa… Uuuuuy Cuidadito y sucediera porque los “zapes” no faltaban, terminaba y a cepillar nuevamente, pero ahora con más fuerza, a desaparecer el rastro de la crema de color, hoy en día continúan las “marcas de guerra” por tanto zape aplicado en mi aprendizaje limpiando mis zapatos, seguía la grasa de color, este paso más sencillo que el anterior, era bastante rápido, embarrar la grasa en todo el zapato, esperar que secara y nuevamente a cepillar con todas mis fuerzas, El brillo comenzaba a aparecer así como mi alegría al ver la cara de mi padre validando mi esfuerzo y el resultado, paso final, franelazo para asegurar que todo el brillo se hiciera presente en mi calzado.
Me recostaba en mi cama y las dudas aparecían en mi mente de forma inmediata: ¿Por qué tengo que bolear mis zapatos todos los días?, ¿De qué sirve?, ¿será acaso que mi padre quiere que me dedique a bolear zapatos?, Así pasaban los días hasta que me armé de valor y en un momento de osadía, me decido a encontrar la respuesta a todas mis dudas, me acerque a él y lancé sin miedo la pregunta que afectaba el inicio de mis descansos nocturnos… --Papá, ¿Por qué tengo que limpiar todos los días mis zapatos?, se hizo un silencio. Me miró a los ojos y me dijo: -Traer los zapatos limpios es sinónimo de éxito… Para un niño de casi 8 años la palabra éxito significaba que los niños que te quitaban el lunch, ¡no te alcanzarán!, Y me sale con eso… Seguramente mi cara lo orilló a detallar su respuesta, esa respuesta cambió mi vida para siempre, me dijo: Los zapatos cumplen una función práctica y envían señales a quien los ve, existen muchos modelos, colores y marcas, los zapatos muestran las diferencias individuales en las personas, aún que siempre existen excepciones, Los zapatos limpios te hacen ver seguro, integro, con confianza pero sobre todo ¡una persona con valor! – Una persona con valor!!!!! En ese momento comencé a entender, continua mi padre y dice: -Solo las personas con valor son exitosas.
¡Wooooooooooow!, duda disipada, por días no pude dejar de pensar en esa frase que mi padre, sin saberlo y a esa edad, hizo que mi vida tuviera un sentido y un porqué.
Y como las cosas buenas se tienen que compartir, obviamente el tema de los zapatos limpios no puedo quedar fuera del aprendizaje de mis hijos, solo que con una pequeña-gran diferencia, hoy existen toallitas húmedas para limpiar el calzado ¡y con mejores resultados!, no hubo necesidad de aplicar el tan tradicional y efectivo zape… ni hablar, no fui beneficiado ya que no existían en ese tiempo, sin embargo, continúa la tradición de construir ¡Personas con Valor!
Hoy disfruto del éxito de tener una familia feliz, un grupo de amigos fraternos, compañeros de trabajo increíbles y todo… ¡Con un par de zapatos limpios!
Si quieres alcanzar el éxito te invitamos a que descubras NUESTRAS TOALLITAS HÚMEDAS LIMPIA CALZADO, te encantará la forma en que tus zapatos comenzarán a brillar.
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